No volveré a mordisquear las mismas palabras.
Prefiero el silencio avasallador, el que cala.
No por el misterio y la vanidad,
simplemente hay veces que se gana más con una complicidad callada
que con una piedad malsana, insistente en el recuerdo.
No. Me guardaré los pensamientos, los reproches, las no explicaciones.
No quiero caer en el viejo ejercicio de poner el dedo en la llaga y esconder la mano,
buscando al culpable de que surjan sus licores de nuevo.
Voy a construir un nuevo castillo en el aire; esta vez con un camino sin vuelta.
Tripulantes, auguramos turbulencia y días grises.
* Cabe aclarar que con la tecnología, también es posible broncearse en camas especiales, con cremas a base de zanahoria o polvos "aterricolados".