Y trino...

marzo 30, 2010

Retrato


En primera instancia: te quiero.
En segunda instancia: viste lo bien que nos vemos?



" Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua. "

Rayuela (fragmento), Julio Cortázar 

P.D: ¿me llenas el jardín de flores?
Te amo y extraño tu piel calientita. 
 

marzo 26, 2010

Nacho Vegas no es sobrino del tío Jose Alfredo

En primera instancia: cerrar los ojos y volar.


Me levanté pensando en el tío José Alfredo.
El viento extraño que mece los árboles esta mañana me recuerda sus canciones amargas,
tan amargas como un café bien cargado acompañado de un dulce cigarrillo.

Volví a la rutina matutina de los lunes, martes y jueves: un resorte me levanta de la cama, puntiagudo como los rayos de sol que se cuelan por la ventana. Luego, el baño lento de animal en verano, las medias, los jeans y buscar la playera del trabajo.

¿Cómo llegó acá este pensamiento tan estúpido?
Uno cree a veces que es cuerdo, y basta un día "reprise" para darse cuenta de que los tenis rojos no van con la blusa amarilla recién bajada del tendedero.
Bueno! ¿Es que de plano hoy es mi peor enemigo?

Camino a la oficina no puedo quitarme de encima los ojos negro profundo de una niña desalineada. Me incomoda, siento que está escuchando claramente lo que estoy pensando y me mira con sus ojillos de 'qué estúpida eres'.

Termina el suplicio. Se baja del colectivo, y entonces a mí me dan ganas de llorar.
¿Qué diablos me pasa? Guardo la compostura, intento respirar profundo y pensar en cualquier cosa, lo que sea, lo que sea...

En el ipod se escuchan los últimos compases de "sorry seems to be the hardest word", en la varonil voz de elton john que da paso a mi adorado Robert Smith, que parece sugerir que mande todo al carajo. El hombre araña tendrá una cena bien sabrosa.

Entonces me acuerdo de Pulido -no, no estoy enamorada de él-, de las cartas de su pollito card, de la manera tan sutil que tiene para pedir amor sin compromisos sino con todas las libertades. Quiero una edición de bolsillo, una especie de trholl -como se escriba-, para poder sacarlo en momentos como éste y preguntarle: ¿qué coños hago? ¿Chincho qué haría? ¿por qué elegimos a alguien y cómo hacemos para que ese alguien nos elija también?

Para no agobiarlo, redondearé las preguntas: ¿cómo decidir con quién pasar los días que valen la pena?


Sigue corriendo un viento misterioso.
Ya me duelen los huesos, la conciencia y la tranquilidad.
Suena "la muerte chiquita" y sólo quiero un café y dejar de pensar.

marzo 15, 2010

Azotea con mesa para dos

En primera instancia: cerrar los ojos y volar.

Abro una ventana y emerge París. Uno de esos paisajes virtuales que maravillan al cibernauta.

Su tejado con matices anaranjados, el mar de fondo -¿es eso un muelle? Huele a sal y hombres sudando- y la música –bendita señal de humo para mis oídos-. Es un escenario perfecto.

Imagina una mañana con el sol en pleno, colándose por la ventana con un poquito de viento fresco. La estancia es sencilla pero cómoda, piensas. Estiras los brazos y te topas conmigo, sentada al borde de la cama con el cabello suelto.

Volteo, sonrío. Camino hacia la ventana, vuelo enseguida.

¿Te gusta París? Tiene un ligero sabor de mar.
Quizá esté demasiado salado para ti.
No importa, ya estamos aquí.

Ya estuve aquí.
Au revoir, ma bien-aimèe.


P.D.: Mira la postal, fìjate bien y me encontraràs con una ancha sonrisa, tomando el sol en una amplia azotea. Sobre la mesa hay tè para dos.


http://www.paris-26-gigapixels.com/index-en.html