Y trino...

noviembre 27, 2014

Floor manager

En primera instancia: cerrar los ojos y volar.

Guardar silencio también fue un reclamo.
No entendía las noticias, pasaban de largo las exigencias laborales, mis pensamientos en torno a ese hoyo del tiempo.

Viene de antes; esta manía de preguntarme, de querer tener la certeza de todo.
Con los años se fue haciendo prescindible cuestionar todo, siempre en contraste.
Reconozco que no soy fácil de entender, que tengo dos o tres momentos de irracionalidad.
No me interesa simplificar, pero algo puedo asegurar: estoy dividida en grandes ítems, rubros de una vida marcada por la persecución y las dudas.

Con los años he aprendido que la adaptación es una cualidad de supervivencia, tal como lo sostuviera Darwin. No se trata sólo de mi organismo sino de mi energía, de las emociones que fluyen a través del tiempo. Soy capaz de soportar casi todo, y en los límites del "casi" está el silencio.

Si no puedes ver, toca;
si no puedes tocar, habla;
si no puedes hablar, escucha;
si no sabes escuchar, desaparece.

A golpe de desazón logré confeccionar mis ejes: no vomitarás tu enojo, hablarás lo necesario y lo más claro posible, conservarás la calma, darás hasta quedar vacía y una vez vacía, buscarás el exilio y la redención.

Si en este puerto no hay más que comerciar, levemos anclas y echémonos al mar.