Vencido, en su negra soledad, fija los ojillos en la rama...lo vuelve a intentar.
Siempre lo quise, aunque apenas lo reconocí.
Sí, fue un rayo que terminó de darme forma, de profundizar mis surcos, matificando mis relieves.
Conjuró mis demonios.
No soy eso que vio por primera vez. Soy la suma de su risa y mi nostalgia.