Un lapso de tiempo en el que fuimos corriente de lluvia para dejar caer barquitos de papel.
Un ventarrón que nos amarró en un abrazo de azúcar y sangre.
Una mañana con el futuro a flor de piel; una tarde entorpecida por un ejército de palabras.
La alianza, tu lengua, mis ganas.
La piedra, el tahur cotidiano de la exasperación.
Las noches, los trayectos, el viaje.
Una taza de café por estrenar, una prueba fiel de mi torpeza.
Una vida, una bifurcación, las piernas rotas.