Vencido, en su negra soledad, fija los ojillos en la rama...lo vuelve a intentar.
Una luna, el ataque lunar de mis culpas; Tu boca, tus dedos insistentes: mi motivo para entonar "y aprendí que estar quebrado no es el infierno del Dante...".
Por cada palabra, por cada recuerdo, una piedra más.