Y trino...

febrero 22, 2011

If i still keep on trying...

Hoy liberaré un libro...se irá volando con las alas de la imaginación y el poder del sudor, de las lágrimas, de la sexualidad, pero sobre todo del reverso de la impotencia, y dará a cada uno su abono, y a cada cual un lugar para luchar.

Dice algo así: "la parte más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la lealtad"



Sobre la Justicia, que al final del día sigue siendo débil visual, advierto que la vida no es justa ni se preocupa por serlo. Uno se empeña en que las cosas sean como en el imaginario personal aportarían un toque de orden al universo social -y claro, uno siempre saldría beneficiado-.

Si la Justicia existe, supongo que será una especie de "boomerang kármico" (no se me ocurrió algo más divertido), que devuelve a cada uno exactamente lo que merece...yo diría que la puntualidad no es precisamente su mayor cualidad.

De la Misericordia -término que se me antoja tristemente teñido de religión-, creo que más allá de la conmiseración existe la verdadera misericordia, una prima lejana de la solidaridad -término altamente político-. Imagino que debe parecerse a las cosquillas que siento cuando veo a una mujer orgullosamente embarazada, o cuando de pronto me asaltan las ganas de compartir mi mejor parte, esa que duerme tranquila más allá de mis demonios. Misericordioso aquel que sonríe con facilidad ante las cosas sencillas y siente crecer un árbol en su interior, como si desde la esperanza fuera posible combatir el mal (recuerdo bien ese gesto, la desolación y la arena en tus ojos).

De la Lealtad haré sólo una observación: bobby jean.
Felices primaveras, mejores vientos y mucha luz.


Espero que el tuyo también tenga alas y libere a alguien de la soledad.
El libro se llama "Las buenas costumbres", es de Carlos Fuentes, y ahora sí que es un buen desprendimiento.

febrero 04, 2011

E-pístola IV. El blues de la soledad

Es un mes de anclajes, de fuertes amarras a barcas construidas de recuerdos.
Son días de fuertes oleajes, de vértigos constantes y fastidiosas jornadas de porqués y paracuándos.

No sé el momento justo en que crucé la línea de la realidad desoladora para instalarme en la nostalgia de sueños por cumplir: mi partida es mi derrota, y sigo en el "flash back", revisando cuadro por cuadro la escena para encontrar los saltos en la continuidad de la historia.

Traigo un conflicto hecho nudo en el pecho, he guardado las lágrimas que pensé no serían necesarias, por no añadir drama a este proceso. He forzado la marcha, intento cambiar de aires, reconciliar esa parte mía con la pequeña fortuna que dejé enterrada cuando me fui.

Quisiera levantarme y agradecer por todo lo que tengo, sonreír y dejarme llevar al compás de la vida, fluir...dejarte ir. Pero no siento que haya cerrado el círculo, ni he dejado de quererte. Creo que aún es posible la improvisación. Sigo luchando por mantener erguidos los cimientos de los que algún día fueron nuestros castillos.

Me ha ido una parte de vida en ello pero no sé cómo continuar sin sentir que he dejado de buscar.
Ya no sé de qué va ni de qué voy.
Que la vida encuentre el camino.